Una de las tendencias que avanza a paso firme pero es menos comentada es la aplicación de robótica e inteligencia artificial en inteligencia artificial en logística y transporte. El cambio empresarial que traen consigo es grande, con consecuencias positivas para unos y negativas para otros. Antes de que ese escenario pase de burbuja a realidad, las empresas y fabricantes tienen que familiarizarse con la tecnología de robótica y machine learning.
La robótica aplicada a la distribución industrial significa el empleo de robots y maquinaria dotada de sistemas inteligentes que automatizan tareas como organización, traslados, repartos y búsqueda de productos en un almacén.
La diferencia entre la maquinaria tradicional y los robots industriales es que estos están asociados a sistemas de inteligencia artificial que les permiten manejar más variables complejas y reaccionar rápidamente y de forma independiente mediante algoritmos.
Es decir, frente a un brazo robótico de una cadena de montaje convencional, un robot inteligente logístico puede aprender tareas nuevas y ejecutar aquellas para las que hasta ahora se necesitaba asistencia humana. Los robots industriales también sirven de apoyo para trabajos manuales, agilizando procesos.
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En definitiva, el cambio de la inteligencia artificial aplicada a logística y distribución es necesario, para lo que es importante que la industria y sus agentes trabajen tres frentes:
Es cierto que los robots que trabajan con algoritmos basados en inteligencia artificial en logística son aún caros, y cuestan unos 100 000 € por unidad. El coste por hora de un trabajador sigue siendo más barato que la inversión en un robot, pero éste aporta más ROI a medio plazo.
Además, los precios irán cayendo más a medida que la tecnología se extienda y se vuelva más asequible. Por ejemplo, en 2010 el robot PR2 de la compañía Willow Garage’s costaba 400 000 dólares, mientras que en 2015 el robot Baxter de Rethink Robotics tenía un coste de 22 000 dólares.
El desarrollo de la robótica aplicada a logística en Europa y Estados Unidos favorecería a las industrias y el mantenimiento de empleo de estas zonas y reduciría la dependencia de la tecnología asiática, en especial de Japón, China y Corea.
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Son los robots más fáciles de visualizar: brazos que pueden coger productos, cerrar y sellar cajas, o trasladar paquetes de una estantería a otra.
Este tipo de maquinaria es la más empleada hasta ahora y no es difícil encontrarla en muchas empresas, sobre todo del sector del automóvil. Lo que diferencia a estos robots de la maquinaria convencional es que pueden abordar encargos más complejos, aplicar tareas analíticas al mismo tiempo y asistir a operadores durante trabajos repetitivos como gestión de pedidos o colocación de palés.
Los drones son sin duda los robots de gestión de almacén que vienen a la mente si hablamos de futuro e inteligencia artificial.
Un dron es un robot con opción de vuelo que puede cargar un límite de peso, transportar unidades y acceder a zonas difíciles (tanto geográficas, como pueblos aislados, como los estantes muy profundos o más elevados de un almacén).
Existe un rango de drones de diferente potencia, según sus antenas y batería para funcionar de forma autónoma.
La lectura de productos mediante código RFID es más completa que el código de barras convencional, pues contiene más información. Un dron con sistema RFID puede identificar los productos en un almacén y ofrece un control mayor sobre la localización y traslado de unidades e inventario.
Un dron con sistema RFID puede leer miles de etiquetas en poco tiempo, frente al repaso manual que podría hacer una persona. Además, esta información se envía inmediatamente al dispositivo deseado, lo que permite una conexión y control total entre el robot y el gestor.
Otro sistema que funciona empleando RFID son los arcos automatizados. Los arcos son estructuras fijas, al contrario que los drones. Sirven para hacer seguimiento en una zona concreta con mucho tráfico, como muelles de carga y descarga.
Los arcos contienen sensores de radiofrecuencia que identifican la mercancía y la dirección en que pasa (si es de salida o entrada del almacén), y permiten mantener datos de inventario y envío de pedidos en tiempo real.
Aunque se utilizan en un punto fijo, suelen incluir un sistema de ruedas para trasladarlos si es necesario.
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Los vehículos robóticos son pequeños coches autónomos, capaces de moverse sin conductor ni control remoto. Incorporan sistemas para leer códigos QR y señales RFID, de modo que pueden trazar rutas dentro de un almacén evitando obstáculos e identificar unidades y palés.
La tecnología de machine learning permite que los vehículos robóticos sean independientes y fiables, y suelen introducirse como complemento al trabajo de los operarios de almacén. Por eso se los conoce como cobots o robots colaborativos, ya que el empleado le indica las tareas de transporte o clasificación que debe ejecutar de forma automática.
Y dentro de esta estructura logística cada vez más compleja otro brazo tecnológico de ayuda es el software PIM (Product Information Management) que automatiza la gestión de la información de producto de todo un catálogo y de la mercancía almacenada en una bodega. Un PIM también es clave de cara a una distribución efectiva, pues asegura que los datos de producto siempre son correctos al etiquetarlos e identificarlos en pedidos y almacenes.
En el lado negativo, se comenta el impacto que tendrá la robótica en el empleo. Se estima que puedan perderse hasta 1,5 millones de trabajos logísticos en la Eurozona, lo que subraya la importancia de fomentar el aprendizaje de estas habilidades nuevas en los equipos humanos logísticos y reforzar la industria propia para evitar la dominancia de tecnología extranjera.
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Como hemos visto ya, los robots automatizados y dotados de inteligencia artificial son grandes aliados para gestionar el almacén con mayor seguridad y control.
Una mala gestión del inventario de almacén es una de las mayores pesadillas en distribución, pues tiene impacto negativo y pérdidas para la empresa por cifras de stock erróneas y fallos en los envíos.
Los drones y arcos permiten que los equipos logísticos tengan información de inventario precisa y actualizada en tiempo real, lo que reduce tiempo invertido en tareas repetitivas de repaso, errores y costes. También ayudan en la organización del almacén, optimizando el espacio e identificando espacios vacíos.
Estos sistemas resultan especialmente urgentes para empresas con almacenes complejos, de estantes muy profundos o altos, o con un catálogo de muchas variantes de producto, entre los que un operario puede equivocarse con más facilidad.
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Al descargar mercancía, cambiarla de ubicación o seleccionarla para envíos, las tareas de picking y movilización en logística solían llevar mucho tiempo y riesgo para la seguridad de los empleados.
La robótica añade más seguridad y agilidad al descargar, elevar, almacenar y embalar cualquier palé, aunque no todos los drones y robots tienen capacidad para abordar distintos pesos y volúmenes.
En ecommerce esta opción es muy útil, pues facilita localizar en un almacén los productos exactos de cada pedido, agilizar su empaquetado y envío, y reordenar los estantes de forma constante.
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Hasta ahora estamos hablando de robótica y maquinaria en bodega, pero también hay aplicaciones que ven la luz fuera del almacén.
Los vehículos autónomos y drones también servirán cada vez más para ejecutar envíos de grandes mercancías o de pequeños pedidos para clientes particulares, como en un ecommerce. A distancia, un controlador podría revisar las señales emitidas por el vehículo, seguirlo en tiempo real y recoger la satisfacción del cliente.
De momento, estos robots funcionan por tierra o aire, y suelen dar pie a muchos titulares sobre su seguridad y eficiencia. La mayoría de las empresas que los han incorporado a su sistema logístico los usan sólo dentro del almacén, y fuera se han llevado a cabo pruebas con pequeños robots de reparto de Amazon, UPS o Domino’s Pizza.
Estos robots, dotados de inteligencia artificial, podrían calcular la mejor ruta, ahorrar costes al funcionar sin combustible ni conductor, reconocer obstáculos y adaptarse a distintas condiciones meteorológicas, como lluvia o nieve. Sin embargo, aún queda por resolver la cuestión de su seguridad frente a ataques externos y la optimización de sus costes, pues es un sistema demasiado caro por el momento.
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La robótica, inteligencia artificial y machine learning en logística no son ingredientes de una novela de ciencia ficción: es un presente que ya empieza a formarse.
Ante el cambio tecnológico que se avecina, es vital que la industria logística reciba apoyo, conocimiento y ayudas de financiación para adaptarse al futuro que poco a poco será más común. El entrenamiento y preparación de ahora serán la clave para subsistir en un futuro sin depender de tecnología barata asiática ni ver un impacto negativo en el empleo nacional.
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