La nueva demanda en el sector de electrónica ante el COVID-19
El sector de electrónica y electrodomésticos puede sumarse a ese privilegiado grupo de industrias que no se han visto tan afectadas por la crisis sanitaria global. Más bien todo lo contrario: incluso han visto aumentar la demanda en ciertas categorías de productos que están salvando la caída general del consumo.
Desde el comienzo de las medidas restrictivas y de confinamiento en todo el mundo, la subida de demanda de productos electrónicos y electrodomésticos es modesta, pero estable, entre un 8% en USA y un 15% en China.
Por ejemplo, según Statista entre finales de febrero y principios de marzo de 2020 en Italia la venta de aparatos eléctricos creció un 8,8% con respecto a las mismas fechas de 2019.
Pequeños electrodomésticos: los más populares durante la crisis
Las razones de este mantenimiento del interés del consumidor son muy fáciles de comprender.
Durante el confinamiento, la mayoría de las actividades de interior que los encuestados declaran hacer diariamente requieren algún aparato: navegar por internet, ver la televisión, limpiar, escuchar música, cocinar, hablar con familiares, jugar a videojuegos o leer las noticias.
Hasta leer puede considerarse una actividad electrónica en el panorama del COVID-19, donde es más fácil acceder a ebooks que solicitar a domicilio libros impresos.
Pero el pico de demanda en productos de electrónica también tiene que ver con la nueva rutina de teletrabajo, que impone a los consumidores necesidades que antes desarrollaban fuera de casa.
Es por esto que han aumentado las compras de equipamiento para el teletrabajo, como portátiles, auriculares, webcams, monitores e impresoras, y de aparatos útiles para actividades que ahora son inaccesibles, como máquinas para cortar pelo o lavadoras y planchas verticales para personas que siempre empleaban servicios de lavandería.
Otro sector sorprendentemente beneficiado por la crisis del COVID-19 es el de electrodomésticos, en especial productos de nicho que de pronto se han popularizado para cocinar más en casa, como sandwicheras, arroceras, exprimidores, máquinas de pasta, robots de cocina, amasadoras, panificadoras y batidoras.
Basta ver que en febrero de 2020 en China la venta de hornos eléctricos creció un 280% y las freidoras un 659% para hacerse una idea de la aceleración de la demanda especializada.
Otros productos eléctricos más demandados durante la crisis global
Al margen de los electrodomésticos, otro sector que de momento ha visto un incremento de la demanda son las tarjetas de memoria y la exportación de componentes para su fabricación (Samsung, el mayor productor del mundo, ha experimentado una crecida del 20% de la demanda).
Y, por último, los termómetros, que se han convertido en un aparato indispensable tanto a nivel personal como sanitario en medio de una crisis sanitaria. A nivel industrial, esto también ha derivado en un aumento de la demanda de germanio para fabricar lentes infrarrojos para termómetros de hospital.
De cara al futuro inmediato, además, los fabricantes y retailers se preparan para un buen volumen de ventas de ventiladores, en especial en las regiones más calurosas que mantengan el confinamiento durante los meses de julio y agosto. Otros, en cambio, prevén una caída en la demanda de aparatos de aire acondicionado más caros y de instalación compleja.
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Problemas para la industria electrónica antes y después del coronavirus
A pesar de la positividad que puedan aportar esas cifras de ventas, en términos generales el sector electrónico comparte las preocupaciones de las demás industrias. Entre los miedos más acuciantes para fabricantes de electrónica a corto y medio plazo encontramos los siguientes.
Interrupción de la cadena de distribución
Al igual que ha sucedido en muchas otras industrias, la mayoría de los fabricantes mundiales de productos electrónicos y electrodomésticos dependen de China.
China es una etapa crucial en la cadena de producto, desde la obtención de materias primas (en especial cobalto, litio, galio e indio) hasta la fabricación, montaje, tests y distribución mundial. Wuhan, la ciudad epicentro de la crisis del coronavirus en China, también es un lugar clave en la producción de electrónica y que ha causado la congelación de exportaciones.
Dos tercios de los fabricantes de Estados Unidos y Europa declara sufrir retrasos de entre tres y cuatro semanas para acceder a componentes básicos de China y otras regiones de Asia. Parte del problema es que muchos fabricantes internacionales siguen un modelo de encargo ‘JIT’ (Just In Time), de modo que no contaban con un volumen de producción que se hubiese anticipado a la crisis.
Estos recortes en el envío de componentes electrónicos básicos afecta a todos los sectores imaginables, desde aparatos de bricolaje e informática hasta tecnología médica y aeroespacial. El caso más sonado ha sido el de Apple recortando su oferta iPhones a raíz de frenar la producción en China. Otras marcas como LG y Samsung también han cerrado fábricas en Corea, Eslovaquia, India y Brasil.
De momento, las ventas se han mantenido gracias a los productos disponibles, pero la escasez de stock de electrónica podría empezar a ser apreciable a partir de mayo y mantenerse en junio y julio. La buena noticia es que con la recuperación de la actividad en China, se espera una recuperación del ritmo más rápida que en otros sectores.
Sin embargo, la única salida no es esperar de brazos cruzados a que China vuelva a la normalidad. Muchos fabricantes podrían plantearse a corto y largo plazo modificar la cadena de producción y buscar otros proveedores de materias primas y zonas para fabricación más cercanas. Esto implica el esfuerzo de reorganizar toda la cadena de distribución, pero descentralizaría la dependencia mundial de la fabricación china.
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Escasez de stock
De momento, las empresas de retail y vendedores cuentan con stock de productos suficiente para seguir atendiendo a la demanda.
Sin embargo, debido a la disrupción en la cadena de producción que hemos comentado antes, los fabricantes no podrán mantener su ritmo habitual y podrían comenzar recortes de stock e incluso cancelación temporal de líneas de producto.
Otra consecuencia de esta escasez, más notable para los consumidores, sería una subida de los precios de venta al público, como consecuencia de la dificultad de acceso a los componentes básicos entre los fabricantes.
Adopción de métodos digitales
La cancelación de eventos mundiales ha afectado a la industria electrónica, para la que es clave la presentación regular de nuevos productos y lanzamientos. Los principales fabricantes han sido ágiles al trasladar estas presentaciones al ámbito digital, para no perder la notoriedad de marca ni la comunicación con la red de distribuidores y los consumidores.
A esto se suma el cambio hacia un modelo de teletrabajo donde resultan vitales los programas de software en la nube. Los fabricantes de electrónica necesitan más que nunca sistemas fiables y seguros para mantener sus operaciones, fomentar la comunicación del equipo y entre proveedores, distribuidores y retailers, y controlar los stocks y productos a la venta de su catálogo en todo el mundo.
Las soluciones de Product Information Management (PIM) se están revelando como la herramienta indispensable en estos tiempos de cambios drásticos digitales. La adopción de prácticas de digitalización se asentará en todas las industrias en el escenario postcoronavirus, pues hará más fácil para fabricantes actualizar sus catálogos y adoptar nuevas medidas de distribución.
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Oportunidades y medidas aplicables por fabricantes de electrodomésticos
El crecimiento de demanda en algunas categorías de productos de electrónica no debe eclipsar la necesidad de prepararse para un escenario digital:
- Revisar los recursos disponibles y efectuar una previsión realista del ritmo de producción y distribución para los próximos meses. También elaborar las medidas necesarias para afrontar posibles cortes de suministros y desaparición temporal de stock de productos.
- Adoptar una gestión de información de producto eficaz que mantenga al día y en tiempo real todos los datos de stocks, envíos y posibles reposiciones en caso de agotamiento.
- Proporcionar información rigurosa a los vendedores y/o consumidores acerca de tiempos de envío. Una comunicación fluida y con datos precisos entre el centro de catálogo (idealmente en un PIM) y la gestión de inventario sirve para asegurar que todos los equipos cuentan con las mismas cifras de referencia y que todos los canales de venta están actualizados.
- Facilitar el acceso al catálogo digital y al contenido de producto a cualquier persona implicada en la cadena de distribución, desde cualquier lugar y dispositivo. Los retailers tienen que trabajar más rápido que nunca y los fabricantes pueden ayudar ofreciendo contenido riguroso y fácil de localizar en todos los canales, incluido Google Manufacturer.
- Mantener el precio de los productos. Los expertos auguran una posible subida de los precios de cara al público si llegan a bajar radicalmente los niveles de fabricación y stock. Antes de llegar a ese escenario de medidas urgentes, es preferible evitar dar una imagen de marca aprovechándose de las circunstancias de demanda.
- Reforzar la atención al cliente, tanto para la cadena B2B como de cara al consumidor final. En esta época pueden producirse más que nunca quejas y consultas que afectan a la garantía y funcionamiento de los productos. Destinar los recursos necesarios no sólo ayuda a las personas, sino que refuerza la imagen de marca en época de crisis y tendrá un impacto positivo cuando todo pase.
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Conclusión
Los retos del escenario del coronavirus afectan a todas las industrias, y a pesar del incremento de la demanda en el sector de electrónica, éste no debería bajar la guardia.
Prepararse para las dificultades a medio plazo de la cadena de producción dependiente de China, y para la transformación digital que será la nueva normalidad postcoronavirus, son asignaturas que ya deberían estar abordando todos los fabricantes de electrónica y electrodomésticos.
Equiparse con las herramientas de gestión inteligente y en la nube como PIM facilitan el trabajo en remoto, el mantenimiento del control sobre el catálogo y las ventas en todos los canales. Algo que tendrá un impacto de futuro en las empresas que sean más ágiles en adoptarlas.