El instrumento más veloz hoy en día es el pulgar.
En una huella dactilar cabe el éxito o el rechazo de tu mensaje, tu notificación, tu producto. Los smartphones y las redes sociales lo han puesto todo a nuestro alcance, pero también han incrementado las expectativas. Se habla de la gratificación instantánea como clave del éxito en retail y ventas, aunque en realidad el consumidor no quiere sólo gratificación. Cualquier cosa la quiere ya.
También los nuevos estímulos, que caducan con facilidad (precisamente, por estar saturados de estímulos). ¿Recuerdas cuando recibir un pedido online en un mes desde Estados Unidos parecía un lujo? Hoy en día el plazo de 2 días de Amazon puede parecer excesivo y disuadir a muchos compradores.
La rebaja de los costes de producción en países asiáticos y la expansión tecnológica han resuelto muchos inconvenientes de buscar, comprar y vender productos. Sin embargo, no todos previeron el problema que aparecería: usuarios listos para consumir y variar sus gustos y demandas a gran velocidad.
Más rápido: La aceleración del consumo en el mercado
Las pelucas estuvieron de moda durante un siglo entero. Los hombres llevaron traje a diario durante décadas en el siglo XX. Las chaquetas militares con mangas de cuero sólo estuvieron de moda unos meses.
¿Durante cuánto tiempo usarás la próxima prenda o accesorio tecnológico que compres? Aunque parece que cada vez consumimos más, los productos tienen un ciclo de vida más corto y son sustituidos rápidamente por otros más actuales.
Esto se debe a dos razones: somos más capaces de identificar tendencias entre usuarios y replicarlas en la oferta, y también de fabricar y lanzar productos en menos tiempo.
El movimiento de concienciación ecológica responde a esa nueva realidad: los mercados se han acelerado hasta alcanzar casi la velocidad de la luz. El fenómeno que está recibiendo mayor escrutinio es la moda tipo fast fashion, que según el Copenhagen Fashion Summit no parece que vaya a disminuir: se espera que crezca un 60% más para 2030.
Antes Zara lanzaba cuatro grandes colecciones anuales, coincidiendo con las estaciones del año. Ahora el ritmo de lanzamiento de nuevos productos es semanal y Zara, como cualquier marca e industria, sabe que el consumidor busca estímulos nuevos a diario.
La gran duda es ¿ese ritmo lo han marcado realmente los compradores o las empresas?
Por un lado, producir más y ofrecer más es la única manera de destacar en un mercado tan saturado y competitivo, en especial en nichos amplios. Por otro lado, los cambios constantes en la oferta y los usos de producto también obligan al consumidor a adaptarse continuamente.
Tomemos como ejemplo los televisores.
El viejo modelo de tubo encontró su lugar en los muebles hechos a medida con espacio para que la tele encajase perfectamente. La llegada de las pantallas de plasma, más finas y grandes, dejó atrás a esa clase de estanterías. Ahora el usuario necesitaba muebles más abiertos, o mesitas bajas. Al evolucionar estas pantallas hacia modelos más ligeros, se abrió la posibilidad de colgarlos de las paredes. De pronto los muebles para televisor sobran: se buscan soportes de pared, incluso de techo.
El cambio de demanda en un producto tiene su impacto en otros productos o servicios relacionados, por eso las empresas necesitan estar tan al día sobre el mercado y no sólo su industria. Las compras online han facilitado el acceso instantáneo a estos cambios de demanda, y para 2040 se espera que el 95% de las compras se realice vía e-commerce. Todo puede quedar obsoleto sin previo aviso.
Más simple: Cómo adaptar la oferta a una demanda veloz
Curiosamente, en los últimos años se identifica una tendencia a la armonización de los gustos y estilos, que obliga a las empresas a apostar por la simplicidad y prescindir del detalle. Los consumidores quieren piezas y servicios más personalizables y, a la vez, adaptarse a un ritmo de fabricación y lanzamiento rápido implica tener que renunciar a producciones complejas.
Los cambios en tendencias duran menos que la vida útil real del producto. Al margen del debate sobre la sostenibilidad que eso supone, es lógico que las empresas tengan que amoldarse replicando los modelos de éxito y prescindiendo del detalle.
Un recorte habitual suele afectar a las fases de diseño y desarrollo de producto, en las que se prescinde de los procesos de evaluación de prototipos y creación de muestras. Además, a fin de reducir el riesgo de producir productos inadecuados, los departamentos de diseño y manufactura trabajan de manera más cercana con los de marketing y ventas digitales.
El ejemplo más popular de esta armonización es “la cafetería Instagram”. Desde Nueva York hasta Tailandia, pasando por pequeños pueblos del interior de España, es posible encontrar uno de estos cafés en cualquier esquina. Ya sabes identificarlo: bombillas Edison, paredes de azulejo ‘estilo metro’, maderas de aspecto sin tratar, macetas con plantas...
Los modelos de tendencia se replican a la velocidad de la pólvora en un mundo donde la digitalización está homogeneizando los gustos y, por tanto, la oferta. Por otro lado, no sabemos cuánto tiempo durará cada ciclo de moda (los televisores, los smartphones, las cafeterías, las experiencias vacacionales…), que puede variar de forma impredecible en pocos años.
Algunos modelos de empresa, como Zara, apuestan por menos volumen de stock por cada producto (a cambio, se lanzan nuevos productos con mayor frecuencia). Otras lanzan servicios o productos que responden a un boom temporal, como vendedores en marketplaces tipo Amazon que se especializan en un producto durante el tiempo que dure el pico de demanda.
Otras compañías consiguen adaptar parte de su catálogo a esa nueva demanda, sin poner todos los huevos en la misma cesta. Por ejemplo, las librerías que también incluyen espacio para degustación y compra de vinos.
Esto supone que las empresas deben trabajar con un margen para la personalización del producto o servicio, y para que la empresa pueda reestructurar su estrategia en cualquier momento, sin empezar de cero o quedarse atrás frente a sus clientes y competencia.
Lo mismo sucede con el software: las compañías deben maniobrar con margen para cambios, añadidos y nuevos enfoques de futuro, y no limitarse a unas funciones muy específicas sin proyecciones ni análisis de evolución.
En Sales Layer conocemos estas variaciones de ciclo de producción de primera mano. Por eso, en nuestro software PIM para empresas B2B y B2C respondemos a las necesidades del presente con un ojo puesto en las novedades que vendrán: la inteligencia artificial en generación y distribución de la información de producto.
Es un paso imprescindible en un escenario donde el e-commerce tiene cada vez más peso. Según principios básicos de macroeconomía, si la demanda es mayor que la oferta, los precios tenderán a subir. Pero en este panorama de ritmos tan rápidos, siempre habrá un competidor con más oferta que tú, más digitalizado y presente en más canales, y que podrá marcar precios más bajos y atractivos para vuestra audiencia.
Estar preparado desde la base de un catálogo fácil de organizar y adaptar en poco tiempo es la clave para seguir compitiendo hoy en día.
Más cool: Cazadores y análisis de tendencias en empresas
En los albores de los años 2000, cuando se empezó a tomar en serio eso de la ‘digitalización’, la prensa comenzó a comentar la llegada del coolhunter o cazador de tendencias a las empresas. ¿Quién era esta persona? ¿En qué parte de la estructura del negocio encajaba mejor: en marketing, en ventas, en manufactura…?
Tal vez, como todo buen cazador, su función era, y sigue siendo, camuflarse tras todo el tejido empresarial.
Sin embargo, su territorio principal iba a ser la red. Rastrear cada rincón de Internet para encontrar compradores que antes eran imposibles o más difíciles de identificar. Y, sobre todo, empezar a escuchar sus preguntas, quejas y deseos.
El análisis de tendencias se ha convertido en una parte fundamental de todo el ciclo de producción, desde la fabricación hasta el inevitable marketing. Pero, como ya hemos visto, debe ser un proceso interno que avanza a la misma velocidad que el mercado exterior.
Previsión de tendencias
Cada vez es más complicado inventar la rueda en el interior de cada empresa. En algunas industrias, como la moda, el ciclo de lanzamientos se ha reducido hasta a 8 semanas. Permanecer alerta sobre las novedades en cualquier ámbito sociocultural, industrial y tecnológico es la clave para poder anticiparse a las tendencias de compra y reaccionar rápidamente a la demanda.
O, con suerte, a demandas que puedes ser el primero en identificar… o crear.
Rectificación en la producción
La aparición de una nueva tendencia no significa tener que diseñar y fabricar productos o servicios desde cero. Esto sería imposible por ritmo de producción, y supondría un gran malgasto de recursos y stocks.
Lo sabio es rectificar, y sólo las empresas con un ciclo de producción preparado para afrontar de forma ágil cualquier cambio podrán ajustar su oferta a la demanda en tiempos cortos, sin retrasar lanzamientos y tomando ventaja sobre la competencia.
Agilidad de gestión de catálogo
En todo este ciclo de producción y consumo cada vez más rápido, lo más importante para las empresas es tener agilidad en la creación, edición y actualización de catálogos e información de producto en todos los canales, offline y online.
Los ritmos de producción y marketing acelerados demandan una gestión de contenido de producto ágil y flexible. Los sistemas de Product Information Management, como el PIM de Sales Layer, son la herramienta digital que reúne en un solo sistema todas estas necesidades para fabricantes, marcas y distribuidores.
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Informar al usuario de novedades
El coolhunter ya no es sólo un cazador de tendencias. Ante todo, debe saber dialogar con los consumidores.
Escuchar a los usuarios es la vía más efectiva para identificar tendencias y necesidades. También hay que informar al consumidor de los lanzamientos con la suficiente rapidez, para conseguir uno de los primeros puestos entre las novedades e impulsar las ventas.
En este sentido, la estrategia más valiosa para el futuro va a ser analizar la información de producto. Su nivel de calidad está directamente relacionado con el impacto en el mercado y las ventas, ya que los consumidores digitales tienen más opinión y mayor peso económico.
No basta ser tendencia, sino ofrecer calidad valorada por los marketplaces digitales como Google y los consumidores.
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Conclusión
Las prisas nunca son buenas, pero en un panorama donde producción y demanda aumentan su ritmo hay que saber mantener el paso, sin perder eficiencia.
Los compradores buscan innovación, y ante ellos destacarán las empresas capaces de innovar con herramientas digitales diseñadas para acelerar los tiempos de producción sin perder calidad. Y como lo mejor debe probarse sin prisa, tienes 30 días de prueba gratuita en el PIM de Sales Layer para descubrirlo.