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Mientras los catálogos continúan siendo la principal herramienta de producto, no hay duda de que las redes sociales son hoy en día su principal método de promoción. El pasado año 2,65 mil millones de personas en todo el mundo utilizaba alguna red social, y esta cifra crecerá a los 3,1 mil millones en 2012, según calcula Statista.
El icono púrpura de Instagram se ha convertido en uno de los más habituales en cualquier pantalla de smartphone, y la rapidez con que ha llegado a nuestros bolsillos es pasmosa.
La app fue desarrollada en San Francisco por Kevin Systrom y Mike Krieger, dos emprendedores del mundo del marketing y la programación. La idea inicial se llamaba Burbn y se parecía más a otras redes sociales existentes, pero consiguió un capital de inversión inicial de 500 000 dólares.
Ya en la fase de programación, Systrom y Krieger reconocieron que la comunicación vía texto estaba sobradamente explotada en otras apps como Facebook y Twitter, y decidieron virar la app hacia lo visual y dar prioridad a compartir imágenes.
Instagram tuvo su puesta de largo el 6 de octubre de 2010. Sus creadores aseguran que sólo necesitaron 8 semanas para crearla. Casi necesitaron tan poco tiempo para llevarla a la fama.
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A día de hoy, Instagram ya ha superado los mil millones de usuarios activos en todo el mundo. Más de la mitad de los usuarios tiene menos de 34 años, con una mayoría de entre 25-34 años, seguidos de la franja de 18 a 24 años, y prácticamente el mismo número de usuarios masculinos que femeninos.
Aunque Estados Unidos es el mercado con mayor uso de Instagram entre su población, la presencia de la app es ya global y continúa siendo la primera opción de red para compartir imágenes.
La aparición de Instagram Stories benefició a la app frente al empuje de Snapchat, un unicornio que pronto comenzó a desinflarse tras su lanzamiento en Bolsa, aunque mantiene una importante presencia entre usuarios adolescentes estadounidenses. En 2019, Instagram Stories cuenta con 500 millones de usuarios activos al día, y cada año la cifra se incrementa hasta un 25%.
El éxito de Instagram no iba a pasar desapercibido para la competencia: acabaría en manos de Facebook, que compró la red social por mil millones de dólares en 2012.
Veamos por qué le convenía tener este as en la manga.
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Facebook continúa siendo el líder de redes sociales, y es la más usada con 2,41 mil millones de usuarios activos al mes (según datos de Statista a fecha de julio de 2019).
Por su parte, Instagram ocupa la sexta posición como red social de fotografía más usada en todo el planeta. Pero había otro motivo para que a Facebook le conviniera comprarla.
Mientras Instagram daba sus primeros pasos, Facebook lanzó Facebook Shopping para introducir la experiencia ecommerce en la red social. Pero Facebook Shopping entró en decadencia desde 2012, año en que muchos comerciantes y marcas comenzaron a cerrar sus tiendas en la app ante la baja rentabilidad del medio (bajas conversiones frente a elevados costes de mantenimiento), como Gap, J.C. Penney o Nordstrom.
Parecía el fin del ‘f-commerce’, aunque Facebook seguía intentándolo con iniciativas como Facebook Gifts, que cerró en 2014, botones de compra directa y chatbots que podrían almacenar los datos de pago del usuario.
Al igual que Twitter, que también probó sin éxito los botones de ‘Compra’, Facebook no había nacido como extensión de ecommerce. Instagram tampoco, pero su naturaleza visual la hacía mejor candidata para experimentar una transformación progresiva y natural. Facebook había resultado útil para dar a conocer promociones, no para vender.
En los últimos años ha crecido en Instagram el número de anunciantes y las normas cambian sin previo aviso ni una idea clara acerca de qué algoritmos aplica realmente la red. ¿Muestra solo posts de cuentas a las que el usuario da ‘like’? ¿O cuentas con un gran número de seguidores? A pesar de las incógnitas, la comunidad sigue ahí, y sigue creciendo. Las dudas son menos fuertes que el FOMO.
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Tanto Facebook como Instagram defienden que quieren diferenciar muy bien el contenido original del contenido de pago o ‘branded content’.
La realidad es que en Instagram los anuncios se mimetizan con el contenido no promocional, ya que siguen el mismo formato de cualquier otra publicación y resultan indistinguibles e imposibles de ocultar (algo que sí se puede hacer en Stories).
El usuario puede indicar qué anuncios le gustan y cuáles no, pero siempre seguirá recibiendo anuncios en su feed.
Esto, tan incómodo para el usuario, es una enorme ventaja para vendedores y marcas. Posicionarse y darse a conocer a través de Instagram es fácil, barato y rápido. Seguir a personas famosas o inspiradoras es el principal motivo de uso de Instagram, y la gran herramienta son los posts promocionales que muestran un producto o servicio a la comunidad.
Colaborar con un influencer puede ser gratis o bastante caro, en función de su popularidad y caché. No todo el mundo puede pagar a Beyoncé: un pequeño influencer puede ejercer gran influencia en un nicho concreto: todo depende del tipo de producto y de cumplir con las reglas de la red.
La oportunidad es gigante para las marcas, que llegan a nuevas audiencias y reciben el respaldo de un influencer que inspira confianza y credibilidad a la comunidad, y también para los propios influencers, que reafirman su importancia mediante este tipo de colaboraciones.
Dar a conocer productos en Instagram es más que influencers. El símbolo de una bolsa de compra en fotos de la red marca la posibilidad de interactuar con una tienda online.
Es aquí donde empieza el auténtico poder ecommerce de Instagram, gracias al etiquetado o tagging.
La clave del triunfo de Instagram como experiencia ecommerce es un marco para crear contenido consistente y eliminar las barreras del proceso de compra.
Maneras de comprar y vender de manera instantánea en Instagram:
Y, por descontado… mantenerse al día.
Las tendencias en Instagram cambian continuamente y es vital conocer el comportamiento y preferencias de la audiencia objetivo. Y contar con una gestión de información de producto automatizada que permite enviar contenido de catálogo de calidad y actualizado a Instagram y cualquier otra plataforma de ventas.
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