¿Cuál es el encanto de un catálogo en papel?
Tal vez la satisfacción de encontrar uno en el buzón se debe a que ya apenas recibimos correo postal (salvo para temidas facturas), o a que realmente nos gusta más interactuar con un producto físico, como defienden algunos expertos.
Sin embargo, cada vez recibimos menos catálogos impresos en casa, y los retailers, fabricantes y distribuidores reservan el volumen casi de lujo para obsequiarlo en tiendas físicas o en ferias y congresos. La alternativa del catálogo digital no sólo es más conveniente para las empresas, sino también para los compradores que acaban renunciando a cualquier halo romántico en favor de comodidad y conveniencia.
Y, sin duda, un catálogo digital es más efectivo para todas las partes implicadas en un proceso de ventas. Según datos de Statista, hay 1,92 mil millones de compradores digitales en todo el mundo y las ventas en ecommerce suponen un 13,7% del total en retail. Para 2040, afirma la misma fuente, el 95% de todas las compras se hará por vía digital.
2040 parece una fecha muy lejana, pero ahora ya es un momento no sólo perfecto, sino urgente, para ponerse al día con un catálogo digital. Aparte de estadísticas que lo corroboran, veamos cómo hay ventajas inmediatas para cualquier empresa.
En el principio de los tiempos del ecommerce (y todavía para algunas compañías más tradicionales y reticentes al cambio digital), el catálogo virtual era una herramienta complementaria al catálogo impreso.
Hoy en día es todo lo contrario, y un catálogo digital es el sustituto de los catálogos para clientes, para el trabajo de gestión y mantenimiento del equipo interno, y para la conexión a los canales de venta.
Un catálogo online facilita las tareas de recopilación de información de producto de fabricantes, distribuidores y proveedores, la organización de los datos de productos propios, y la conexión a cualquier canal de ventas. También físicos, ya que disponer de un catálogo virtual facilita el trabajo a los vendedores en tiendas físicas y en almacenes, pues las tecnologías disponibles para ecommerce permiten sincronizar stocks y datos entre todos los canales de venta.
Crear un catálogo digital es una tarea compleja, pero cada vez más fácil de abordar gracias a software de Product Information Management que permite integraciones con programas de terceros, procesos automatizados y mejores datos de producto para el usuario.
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Un catálogo digital no es gratis y conlleva gastos de creación, distribución y mantenimiento, pero los costes resultan mucho más asequibles que la antigua edición manual de hojas de cálculo para datos de producto y que la impresión de catálogos en papel.
El software de automatización ha aliviado enormemente el trabajo y el coste de lanzarse a los catálogos digitales, ya que también permite reducir los recursos necesarios para actualizar contenido de producto y los tiempos para crear catálogos y materiales de diseño.
Un catálogo digital puede consultarse desde cualquier dispositivo y lugar, y no nos referimos tan sólo al baño.
¿Cuántas personas se quejaban de no recibir nunca el famoso catálogo anual de IKEA? Con los catálogos virtuales ya no hay restricciones de distribución, y una marca puede alcanzar al pueblo más remoto y a demográficos antes inaccesibles.
Además, este aumento de la exposición también se traduce en mayor precisión de ventas, pues los representantes comerciales podrán acceder a información digital en cualquier situación y obtener de inmediato datos precisos sobre tendencias y comportamiento de usuario en reuniones, presentaciones y sesiones con clientes que necesiten sugerencias personalizadas.
Es el efecto Netflix: cada vez se demanda más contenido y a un ritmo más veloz. Hojear catálogos y comprar productos también podría considerarse como actividad de entretenimiento, de ahí que los compradores esperen estímulos nuevos a menudo.
Los catálogos digitales permiten renovar el contenido sin grandes costes, incluso con los mismos productos, a fin de buscar nuevas presentaciones y probar a destacar productos diferentes con distintos tipos de audiencias.
Y este recurso conlleva la ventaja de una promoción gratuita: los usuarios pueden compartir contenido de catálogo (una fotografía, una ficha de producto, un vídeo…) en sus redes sociales o mediante mensajes privados a sus contactos, consiguiendo mayor exposición, participación e interés por la marca.
El proverbial catálogo de IKEA o los folletos de Lush son sin duda piezas muy atractivas, pero nunca podrán incluir todo su catálogo de productos. Las versiones en papel contaban con esta gran limitación: los compradores sólo podían conocer una parte del catálogo completo.
Con un catálogo digital la extensión ya no es un problema y se puede optar por el estilo exuberante que se prefiera: sin límite de páginas, imágenes a página completa y en alta definición, ilustraciones, maquetaciones más atrevidas que no serán un coste millonario en imprenta, e incluso vídeos.
Los mejores software de Product Information Management incluyen almacenamiento ilimitado de número de productos y recursos gráficos y audiovisuales: la libertad absoluta de crear catálogos.
Dos grandes interacciones sustentan al catálogo digital:
Los catálogos ya están empaquetados y listos para enviar… cuando un miembro del equipo de diseño se da cuenta de que los precios de la página 41 están en blanco.
Un error de este tipo era catastrófico en los tiempos impresos, pero en la actualidad no hay nada más fácil y rápido que corregir y actualizar un catálogo digital.
Un software PIM permite que esas ediciones se reflejen en tiempo real y en todos los canales donde se muestre el contenido de catálogo, sin necesidad de que el equipo corra desesperado revisando uno a uno el dato perdido en cada plataforma.
Y no hablamos sólo de erratas y despistes, sino de decisiones de negocio: ¿aumentar stock, reajustar un precio, eliminar un color disponible? Hecho instantáneamente, sin que quede rastro del cambio.
Como decíamos a propósito del catálogo de IKEA, la distribución en papel siempre ha sido más limitada, ya que es imposible crear catálogos para toda la población.
Los catálogos virtuales democratizan el acceso a cualquier marca: desde el Himalaya a Nueva York, basta una conexión a internet para consultar un catálogo online o descargar un catálogo digital que puede hojearse en modo offline.
Las empresas consiguen una distribución internacional que hace más fácil y prometedor lanzarse a la apertura de canales de venta en otros países o continentes. Duplicar catálogos en otros idiomas o adaptarlos a una versión personalizada por mercado es mucho más sencillo, rápido y barato de forma digital, en especial cuando las herramientas de Product Information Management incluyen funciones de traducción automática en cualquier idioma.
Con catálogos impresos podías saber a qué personas llegarían tus folletos (confiando en la fiabilidad del correo), pero es imposible conocer quién abre el catálogo y quién lo tira directamente al contenedor de reciclaje.
Mediante un catálogo digital es posible monitorizar el comportamiento y hábitos de los usuarios, saber cuántos ven realmente el catalogo, cuánto tiempo permanecen en cada página y qué productos reciben mayor interacción, en qué momentos hay más tráfico, si los compradores acceden desde web, app o red social, el número de descargas de un PDF…
Las tareas de marketing en retail se han expandido gracias a los catálogos digitales, y sus acciones pueden ser más variadas y, sobre todo, más abundantes.
Un catálogo digital ofrece información valiosa a los equipos de ventas y marketing, como hemos visto, y abre canales de comunicación como recopilar emails de usuarios que se descarguen un catálogo en PDF.
Con la gestión virtual es mucho más simple adaptar un catálogo a nuevas ofertas, periodos de promociones, lanzamientos de producto, tendencias de última hora, temporadas… Y los compradores permanecerán al día gracias a las alertas y notificaciones push de lanzamientos o reposición de stock.
En resumidas cuentas, los catálogos digitales enriquecen la comunicación entre una marca y su clientela, y llevan la experiencia de catálogo y compra a algo más gratificante para todos que una venta en frío.
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