Quien trabaja de cara al público suele preocuparse muchísimo por la imagen que ofrecen los textos de su web y negocio: que no haya dolorosas faltas ortográficas, que se hayan incluido las mejores palabras clave para el SEO, que el mensaje sea rápido y conciso…
Nos quedamos contentos ante nuestros contenidos, catálogos e información de producto, como ante las obras en una fachada recién alicatada, suspirando “¡Qué calidad... !”.
Pero… ¿estás seguro de que tu contenido es realmente de calidad? Puede parecértelo, en especial tras tanto esfuerzo. Date la vuelta y… no verás a nadie, aunque en algún momento se han asomado sobre tu hombro unos expertos que acaban de decidir si tu contenido es o no de calidad. Aparecen sin avisar, sin hacer ruido, y determinan el destino del posicionamiento online de tu negocio.
Así funcionan las revisiones de calidad de Google y su equipo de analistas anónimos. ¿Injusto? Tal vez, pero por fortuna puedes coger su libro guía y descubrir qué criterios siguen para elaborar sus juicios. Y como es un mamotreto para el que es difícil tener tiempo y paciencia (a menos que seas un caballero cruzado condenado a vigilarlo por toda la eternidad), te desgranamos los puntos clave que debes tener en cuenta si quieres contentar a Google y recibir el sello de calidad en tus contenidos online.
Antes de nada, Google clasifica las páginas web en tres categorías: calidad baja, media y alta. Aquí vamos a centrarnos en la calidad alta y muy alta, porque es a lo que queremos que aspire tu negocio. Este análisis se aplica al contenido principal, secundario y anuncios en páginas web (para consultas en móvil, Google posee otras guías específicas de las que hablaremos en otra ocasión). Además, aunque estas guías son universales, en realidad no existe un modelo de calidad que pueda imitarse, sino que la calidad depende de que cada contenido sirva a su propósito, por variado que sea.
Uno de los primeros puntos de análisis de calidad por parte de Google se centra en la relación entre una URL y el contenido que presenta. En ese sentido, nunca debe mediar engaño o despiste al usuario, como sucede a veces durante campañas publicitarias, resultados en motores de búsqueda y otros clickbaits que ofrecen al navegante un resultado distinto al que esperaba. Cuida los enlaces que conducen a landing pages específicas y bien elaboradas, en lugar de redirigir al usuario continuamente a la página principal de tu web.
Las mediciones de calidad dividen muy claramente entre qué desea conseguir una página web y mediante qué actitud lo persigue. Por ejemplo, es totalmente válido que tu negocio desee vender productos o servicios, compartir información, opiniones, imágenes, vídeos o software, entretener u ofrecer una plataforma de diálogo entre usuarios. La sospecha (y las bajas puntuaciones) comenzará a aparecer en cuanto se perciba que empleas estrategias deshonestas para hacer dinero rápido en lugar de ayudar a tus clientes. Y esto no es sólo un empeño de Google: la Unión Europea realiza revisiones anuales de distintos sectores en el mundo web, con sus consecuentes denuncias si encuentra cualquier mala práctica.
A algunas áreas se les aplican criterios mucho más severos que a las demás, por la influencia que pueden ejercer en ámbitos delicados e importantes de la vida de los usuarios. Esto te afectará si tu negocio guarda relación con la medicina, la ley, las finanzas, los medios de noticias… y sí, también el e-commerce.
Si tienes una tienda online, ten en cuenta que todas estas normas se revisarán con una lupa mucho mayor en tus contenidos web. Por ejemplo, se valorará especialmente que la tienda aporte información de producto exhaustiva, no copiada de otras fuentes, que ofrezca diversas opciones de producto, que incluya reseñas de usuario por cada producto, que venda productos únicos, y que tenga detallada información de contacto y atención al cliente.
Incluir anuncios o pop-ups en tu web no implica que vaya a recibir una mala nota directamente. Aunque la publicidad no sea muy popular, vender es un objetivo cotidiano y legítimo, siempre y cuando no agobie al usuario durante la navegación.
Lo importante es que los anuncios estén orientados al contenido, y no a la inversa. Por ese motivo, tus contenidos deben ser resultado de un gran esfuerzo e investigación, que transmitan experiencia en su ámbito, talento y habilidades.
Google valora que cualquier web deje claro quiénes son sus autores y qué persona, equipo o entidad pública y/o privada se haya detrás de ella. Debido a la frialdad del medio online, el usuario necesita información que transmita humanidad y confianza. Debe resultar fácil encontrar los datos de los creadores o fundadores, la historia de la web o compañía, la información de contacto y el servicio de atención al cliente, de ser necesario.
En el caso de una tienda online, serás penalizado si no incluyes una sección con información detallada sobre la política de pagos, cambios y devoluciones.
Al evaluar la calidad de tu negocio, Google no va a conformarse con lo que tengas que ofrecerle en la reluciente bandeja de tu web. También tendrá en cuenta las reseñas y valoraciones realizadas por clientes, usuarios y expertos en otras webs, blogs, foros y plataformas. Los premios, reconocimientos y declaraciones positivas de autoridades en cada ámbito aumentan el nivel de calidad, aunque no estén al alcance de todos los negocios. Esto remarca la importancia de mantenerte al día sobre qué se dice de ti y dónde, ya que te permitirá emplearlo a tu favor resaltando lo positivo y lanzándote a ofrecer disculpas o mediar en lo negativo.
Si tu negocio es pequeño o acabas de empezar, no pasa nada; Google no penaliza el tamaño ni el impacto de una web, ni si todavía carece de una reputación formada.
EAT son las siglas inglesas para referirse a la tríada de la calidad de contenido: Expertise, Authoritativeness y Trustworthiness, o lo que es lo mismo, Experiencia, Autoridad y Confianza.
Estos criterios suelen derivarse de una gran cantidad de contenidos de calidad, información detallada que aporta la web sobre sí misma y su actividad, y una reputación muy positiva.
En definitiva, para lograr el estatus de alta calidad, debe deducirse de tus contenidos que detrás se haya una persona o equipo experto, con fuentes rigurosas y actualizaciones constantes (por lo que es tan vital mantener la información de producto en orden y al día en tu tienda online, para lo que un PIM es la mejor herramienta). En el caso de una tienda online, también contribuye un funcionamiento impecable en los procesos de compra.
Cuanto más nivel de EAT tenga tu web, alcanzará un ranking de calidad más elevado, pudiendo llegar hasta el nivel de más alta calidad posible según Google. Comienza a mejorar tu posicionamiento en Google con la prueba gratuita de 30 días de Sales Layer, PIM partner oficial de Google.